Llevo trabajando desde hace muchos años en emprendimiento y consolidación de empresas. Estoy percibiendo que cada vez el sector cultural y creativo tiene más peso en las políticas públicas. También que la opción de darse de alta como profesional autónomo o crear una empresa, con la forma jurídica que se decida, es más común. Percibo que ahora hay menos animadversión al desarrollar una actividad con ánimo de lucro dentro del sector que cuando comenzaba.
En estos momentos España necesita muchos emprendedores en este sector ya que el margen de crecimiento es alto comparado con países como el Reino Unido o Francia donde hay una cultura de empresa cultural y creativa mayor. Pero es clave llegar a emprender en condiciones de éxito y desechar el procedimiento de aprender a través del ensayo-error sin ninguna formación básica. Soy un convencido que hay que balancear el oficio cultural y creativo con el negocio si realmente queremos vivir de nuestro trabajo. Dedicamos muchas horas al oficio, pero necesitamos dedicar horas al negocio.
Por eso la primera sugerencia es formación en gestión empresarial. En mi día a día he encontrado muchos planes de negocio con buenas ideas desde el punto de vista creativo, pero inviables desde el punto de vista empresarial por falta de conocimiento de quien lo pone en marcha. Afortunadamente cada vez más las administraciones están ofertando cursos de creación y consolidación de empresas especializadas en este sector. Hay universidades que empiezan a tener buenos servicios de asesoramiento para la creación de empresas, escuelas de negocio, pero se necesitan en la Formación Profesional
Una segunda sugerencia podríamos definirla como dedicar tiempo a la comercialización. Es común que muchas empresas en este sector las pongan en marcha una o dos personas con la misma formación creativa. Dedican mucho tiempo al desarrollo de un producto y un servicio innovador, descuidando la gestión y la comercialización. Uno tiende hacer lo que le gusta y a pensar que, siendo el producto o servicio de calidad e innovador, aunque no hagamos una validación con clientes, se va a vender solo. Esto se agrava si se consigue financiación, ya sea pública o privada, porque nos podemos gastar la financiación conseguida sin dedicar tiempo a la comercialización. Lo recomendado es contar con profesionales especialistas en estos campos que son claves para la viabilidad de una empresa, pero quizá no los podemos pagar.
Dedica tiempo a la venta, nadie como tú va a vender igual un producto que has creado. Cuando tu empresa crezca ya te puedes plantear delegar esta tarea. Si una empresa no vende o no gestiona bien sus recursos acaba cerrando, aunque el producto o servicio sea muy bueno. Lo ideal es que estos profesionales estén en plantilla o puedan ser socios, pero también hay fórmulas cuando emprendemos solos como pueden ser el asesoramiento. La asociación de seniors Secot www.secot.org tiene una amplia base de datos por todo el territorio nacional donde empleados, directivos en estas áreas, prejubilados y jubilados con gran experiencia y contactos pueden ofrecer asesoramiento. Afortunadamente, cada vez hay más programas de mentorización donde te pueden asesorar: emprendas en solitario o acompañado.
Por fin aparece la financiación, otro error frecuente en los emprendedores, lógicamente por falta de experiencia, es no dimensionar bien la inversión necesaria, la financiación, la liquidez para que tu proyecto funcione. Es habitual en el sector encontrar profesionales que emprenden que en lo último que piensan es en su sueldo o que trabajan, pero no cobran. Esto lleva a la precarización, que aparezca el miedo al fracaso económico y se renuncie a seguir con el emprendimiento. Poner en marcha una empresa es una estrategia a largo plazo y conviene ser paciente. Es fundamental para encontrar financiación construir una red de contactos, que van desde familiares, amigos o clientes que se puedan involucrar con tu proyecto. ¿Cómo hacerlo? Dedicar tiempo a hacer un proyecto para presentarles, con ideas y con números. No tener pudor en presentarlo a nuestro círculo cercano. También se puede participar en concursos de emprendedores; encuentros sectoriales, aunque sea como público, con el fin de dar a conocer no sólo al proyecto, sino al equipo promotor que hay detrás. El papel, como se suele decir, lo aguanta todo, pero conociendo a la persona o al equipo que hay detrás del papel es mucho más fácil comprobar si es creíble lo que dicen y si son capaces de hacer lo que se proponen. En estos momentos en los que las ventanillas de los bancos parecen poco receptivas a proyectos creativos, hay otras fuentes de búsqueda de financiación pública interesante, mucho más si nuestros proyectos son innovadores: www.enisa.es y el wwico.es .
Las subvenciones merecen una reflexión aparte. No se puede condicionar la creación de una empresa a tener una subvención, ni el mantenimiento de esta a vivir de subvenciones. Hay que entenderlas como una ayuda, un estímulo; de lo contrario el futuro de la empresa quedará muy condicionado. Comunidades Autónomas con el Gobierno Central han creado una formula interesante de aceleradoras de empresas culturales y creativas que combina subvención y asesoramiento en uno de los momentos más críticos como es la puesta en marcha y consolidación. Explora iniciativas en tu comunidad autónoma, diputaciones, cabildos y ayuntamientos.
Como decía al comienzo, vivimos un momento en que se abren oportunidades interesantes para el sector cultural y creativo, pero es imprescindible aprovecharlo para fortalecer a los autónomos y empresas del sector. Si queremos vivir de nuestro oficio debemos prestar atención a nuestro negocio.

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